
La música de Lila Downs pertenece a las dos riberas del Río Grande: México y Estados Unidos. Heredera de dos culturas, la mexicana y la norteamericana, la cantante de Oaxaca recupera y reinventa la música tradicional mexicana.
Hija de un norteamericano, de origen escocés, y de una mujer mixteca, Lila comenzó a cantar con mariachis a los ocho años. A los catorce inició sus estudios de canto en la ciudad de Los Angeles, California, y continuó estudiando en la ciudad de Oaxaca de Juárez. Volvió nuevamente a Minnesota donde estudió canto y antropología social en la Universidad de Minnesota.
Casi casi se convierte en cantante de ópera. La facultad le aburrió y cambió de planes. Pudo más Lola Beltrán, Cesárea Evora, Virginia Rodriguez y más allá Miles Davis y Woody Guthrie. Se hizo antropóloga. Pudieron más las mujeres indígenas, el interés por las raíces, la etnia, el significado de las costumbres y los símbolos de una cultura propia y ajena. La recuperación de una cultura que la impregnó escuchando a su madre.
Yo la conocí en 2001 a través de su disco "La línea (The border)", dedicado a todos los latinoamericanos que se juegan la vida intentando alcanzar los Estados Unidos para caer, en su mayoría, en la marginación y la explotación laboral. Lila sorprendía por su frescura pero sobre todo por los sonidos mestizos de la música de la etnia mixteca, la más conocida música mexicana y el tex-mex. Y como no, por su voz.Su último disco "Ojo de Culebra (Shake away)" de 2008 cuenta con grandes colaboraciones, algunas españolas como Enrique Bunbury o La Mari de Chambao. En esta ocasión, se inspira en la cultura chamánica de los indígenas mexicanos. Cantos que ayudan a sanar el alma. Quien sabe, tal vez sea cierto.
Más info: http://www.liladowns.com/
El corrido de Tacha
Justicia (con Bunbury)
Cumbia del Mole
No hay comentarios:
Publicar un comentario